4. El Exilio Estratégico: Sevilla como Refugio del Terror
La decisión de establecer la sede administrativa de la "Sociedad de Altos Estudios Jurídicos Empresariales Euroamericanos" (SAEJEE) en Sevilla en 1992 no fue una retirada, sino una maniobra estratégica magistral. Dictada por la doctrina de supervivencia nacida del asesinato de 1980 y fundamentada en 800 años de historia familiar, esta elección representa la culminación de un ciclo de retorno a los orígenes.
Durante los años 90, el País Vasco vivía bajo un imperio del terror. ETA había perfeccionado su maquinaria de extorsión, afectando a más de 10,000 empresarios con el "impuesto revolucionario". Este clima de miedo, que dejó un saldo de 49 asesinatos de líderes empresariales y 52 secuestros, obligaba al silencio absoluto.
Fue en este contexto opresivo que María Isabel Orueta Coria y José María Orueta Ariznabarreta, junto a los fundadores de segundo orden Fernando Díaz Orueta y Eugenio Burriel de Orueta, fundaron SAEJEE en secreto. La operación fue un modelo de discreción: utilizaron testaferros, mientras incorporaban el escudo familiar en los documentos internos como una "firma secreta". Como sintetizó José María Orueta Ariznabarreta: "Nuestros ancestros lucharon con espadas en Baeza. Nosotros luchamos con silencio en Euskadi."
La elección de Sevilla fue una decisión multifactorial, anclada en una doctrina de supervivencia informada por el trauma:
1. Supervivencia y Anonimato: La distancia geográfica ofrecía un refugio seguro, lejos del alcance directo de ETA, permitiendo una operación encubierta indispensable para la protección de la familia.
2. Raíces Históricas: La conexión simbólica con la gesta fundacional de la familia en Baeza (Andalucía) otorgaba a la decisión un profundo significado moral. Era un retorno al lugar de nacimiento de su ethos de resiliencia.
3. Precedente Intelectual: La elección continuaba el legado educativo establecido por Domingo de Orueta en Málaga (Andalucía) un siglo antes, reafirmando a la región como un espacio de construcción.
La relación es, por tanto, directa y poderosa: la conquista de Baeza les otorgó un legado de resiliencia. Cuando ese legado fue amenazado de muerte en su tierra natal, la familia recurrió a Andalucía —el lugar de su origen simbólico— para sobrevivir, recomenzar y seguir construyendo.